La forma en la que percibo lo que comúnmente llaman realidad ha ido cambiando en tanto que mis experiencias que me hacen pensar y evidenciar otras cosas sobre la percepción, recuerdo dos grandes gracias a mi ejercicio en la peor y la mejor de todas las mentiras: la Fotografía.
Una experiencia sucedió en mi primer acercamiento al laboratorio de fotografía, fue un enigma que, ni los longevos maestros de la materia supieron ayudarme. Cuando ya todo mi grupo se desenvolvía con cierta confianza dentro del cuarto oscuro y con los procesos fotoquímicos, debido a su puntual cumplimiento del transcurso del taller, como siempre, no sé dónde andaba, me incorporé cuando el semestre ya estaba en una etapa avanzada.
Pensé que no era gran ciencia el proceso de revelado de las tomas y posteriormente el proceso de ampliado/revelado del papel fotográfico, cuando todavía se producía el papel blanco y negro mate multigrado marca Ilford.
Así que decidí sumergirme en la inmensa oscuridad y experimentar con el laboratorio, mi primer ampliación de una toma tenía que ser sin hacer tira de pruebas, tenía que ser intuitiva según yo. Procedí a seguir todos los pasos y tiempos, desde la exposición sobre el papel hasta los químicos y los enjuagues, colgué el papel y lo dejé escurrir, salí del cuarto oscuro para esperar a que encendieran las luces, la imagen que esperaba era de un negativo con el que había experimentado haciendo doble exposición de la toma, este negativo sólo lo había imaginado en positivo ya que no quise hacer hoja de prueba. Al momento de encender la luz me sentí como vacío, llevé el papel todavía húmedo con la adjunta del profesor, me dijo todas las posibilidades para que una ampliación no saliera como tal, pero, me dijo que de todas esas posibilidades ninguna me daba el resultado que tenía en las manos, que mejor le pidiera ayuda al profesor titular; a lo que sólo encontré una expresión embotellada de extrañeza bajo los gruesos anteojos estrafalarios del profesor.
Al comentarlo con uno de mis amigos de la carrera me dijo que no entendía qué pasó y me preguntó si mi papel era nuevo, hasta que, después de una breve reflexión, soltó una secuencia de risas prolongadas, terminó sus risas diciéndome que lo que había tratado de imprimir y revelar había sido el cartoncillo de la tapa del papel, jajaja…
La segunda experiencia fue de lo más sustancial. Se encontraban remodelando los laboratorios de Fotografía y, para pasar al interior de los laboratorios debías de pasar primero por un par de puertas que bloqueaban la luz del pasillo, para así, pasar al pasillo oscuro que baba a los diferentes laboratorios. Disfrutaba tanto quedarme en ese espacio oscuro de puerta a puerta que, generalmente esperaba allí en lo que mi papel se escurría o mientras la clase finalizaba. Así que, la manija de la primer puerta no estaba aún puesta y al cerrar la puerta ese orificio parecía ser la consecuencia de la punta de un unicornio, tan mágico, tan fascinante; lo que sucedió fue que en ese momento el espacio oscuro entre las dos puertas funcionó como una gran caja oscura, fue como estar adentro de una cámara fotográfica análoga sin reflex, todo lo que sucedía por fuera del pasillo de Fotografía entraba proyectado por la luz mediante el agujero hecho por el unicornio, y como los efectos de reflexión de la luz a través de la rabia del unicornio son inversamente proporcionales a la dirección óptica de la vista, todo lo podía ver proyectado como una película sobre la segunda puerta, pero, todo estaba invertido y de cabeza, todo, las sombras, las direcciones, las posiciones, fue sensacional poder ver una película invertida del mundo.
Entrelazando estas experiencias es más sencillo entender, de manera empírica, desde la alegoría de la caverna de Platon, pasando por la teoría de la cosa en sí de Kant hasta el constructivismo radical encabezado por Watzlawick.
"¡Oh¡, este es un animal que no existe.
Ellos no lo sabían, pero en todo caso les agradaba
su porte, su traza, su cuello,
hasta la luz de su silenciosa mirada.
Ciertamente no existía. Pero, como ellos lo amaban,
llegó a ser un animal puro. Ellos siempre le dejaron espacio.
Y en el espacio claro y libre
irguióse suavemente su cabeza y apenas necesitaba
ser. No lo alimentaron con grano,
sólo siempre con la posibilidad de ser.
Y esa posibilidad infundió tales fuerzas al animal,
Que le creció en la frente un cuerno. Un cuerno.
Se llegó a una doncella todo blanco…
y estuvo entonces en el argénteo espejo y en la niña."
Rainer Maria Rilke, Sonette an Orpheus (Epígrafe tomado del libro La realidad inventada)
Un saludo bola de mentirosos.
O SFa
4 comentarios:
me acabo de sonreír, recordando el olor de los químicos de revelado.
chido texto, y muy muy chido blog
(chale, voy a necesitar otro disco duro)
saludos master!
jajaja...
Mi memoria también se mueve por los olores, los de los químicos eran penetrantes y oscuros!!!
Un saludo, Kuro?
O SFa
Ahora entiendo. Si de lo que relatas aquí (memorias sin sentido sobre tu perdida de tiempo en "el cuarto oscuro" pasas a la "alegoría" de la caverna de Platón", es normal que del picaporte de una puerta aludas a un unicornio. Muy mala metáfora, por cierto, Dime, ¿ sabes qué son las semas ( antes de que lo vayas a consultar a wikipedia)? Bueno, cuando lo averigues, te darás cuenta que entre el picaporte de una puerta y un unicornio hay muy pocas semas que te permitan hacer tal "comparación" que preende ser metafora, relao sobre la "experiencia. Ya ni qué decirte de la crítica de la razón pura de Kant y el abismo que la media enre ella y Platón. Pero bueno, qué se puede esperar...
ya wey anónimo... la verdad das mucha hueva con tanta mamada. eres profesor de prepa de gobierno, verdad? como tus alumnos no te escuchan vienes a sacar tus complejos por acá. bueno, sólo nos das risa.
diana.
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