miércoles, 7 de diciembre de 2011

Ritualistic School of Errors │ Sweat Stained Fancy Heaps For First-Rate Ladies


Ritualistic School of ErrorsSweat Stained Fancy Heaps For First-Rate Ladies (2009)




‎"‑Es el brazo. Nunca se te ocurriría que podría resultar un anzuelo en ese sentido, ¿verdad? Pero es el brazo. ¿Quieres verlo? ¿No te dará asco? Pues aquí está. Este es el brazo. […] Parece más bien una especie de aleta diminuta, es pequeño y tiene un aspecto húmedo y más oscuro que el resto de mí. Tiene un aspecto húmedo incluso cuando está seco. No es una visión agradable. Normalmente lo tengo escondido dentro de la manga hasta que llega el momento de sacarlo y usarlo a modo de Anzuelo. […]

‑Normalmente unas dos semanas o algo así. La siguiente fase es la más crítica, que es cuando les enseño el brazo. Espero hasta que estemos ella y yo solos en algún sitio y saco al cabroncete. Hago que parezca que han sido ellas las que me han convencido para que lo haga y que ahora confío en ellas y por eso les he elegido a ellas por fin para sacarlo de la manga y enseñárselo. […] Puedo hacer más cosas con él para que tenga peor aspecto todavía, puedo hacer que…

[…]

‑O puedo untarlo con alguna pomada o vaselina para que tenga un aspecto todavía más húmedo y brillante. […] Cuando lo ven tal como se lo enseño, casi se ponen a vomitar. Oh, hubo un par que salieron corriendo, que cogieron la puerta sin más. Pero la mayoría, no. La mayoría tragan saliva un par de veces y empiezan: «Oh, Pero Si No Es Tan Feo Después De Todo», pero están mirando a otra parte[…] y entonces lo ven y yo me encargo de que sea completa y absolutamente requetefeo." David Foster Wallace, Entrevistas breves con hombres repulsivos, pág. 108-113.

Ver más proyectos de pintura, dibujo, performance, música e ilustración del artista Gregory Jacobsen


Saludos. O SFa

miércoles, 27 de julio de 2011

Daniel Teruggi, Jean-Claude Risset, Gilles Racot - Sax Computer

Daniel Teruggi, Jean-Claude Risset, Gilles Racot | Sax Computer (1990)


The saxophone is an imperfect instrument,

especially the tenor and soprano, as far as intonation goes.

The challenge is to sing on an imperfect instrument that is outside of your body.

Stan Getz


La mujer que tocaba con cuatro dedos

Conocí a una mujer que trabajaba como acompañante en una cantina en la periferia de la zona metropolitana de la ciudad de México. Ella se acercó a nuestra mesa, con un aire de excentricidad y conveniencia. Entre cubetas de cerveza, sonidos de escapes de tractocamiones y una rockola que sonaba como ver manchas de aceite sobre el pavimento, terminamos hablando de la diferencia.

Al tratar de entender cómo es que habíamos terminado en ese lugar tan peculiar, las escaleras con madera podrida, los empolvados y acochambrados adornos en la pares, cuadros grises con fantasmas en primer plano, un lugar pequeño y sin anuncios en la entrada con un par de cortinas de puerta, se me entrecruzaban los personas, en su mayoría locales, de miradas transparentes, rostros escultóricos: albañiles, pintores, carpinteros, mecánicos, traileros.

Cuando parecía que el techo se nos venía encima, ella, con ademanes, invitó a bailar a uno de mi amigos, él le dijo que no sabía bailar, ella le respondió un burlesco y decidido “y qué importa!!!”; en ese momento decidí dar un vistazo al segundo piso que, así es como se le conocía al lugar. Cada escalón que avanzaba era un porcentaje importante de luz que se oxidaba, subir esa escalera presentaba algo intenso, excitante, no sólo por el contexto, sino por los olores, a medida que se intensificaba la oscuridad también el espumoso olor a sexo. Arriba no se sabe si… pues mucha incertidumbre ya que apenas se apreciaban las siluetas de parejas y tríos sentados en lo que de seguro eran sillones, digamos que la parte de arriba era como la zona de intimidad, aunque de íntimo poco tenía. Ese segundo piso era una invitación al desenfreno y a lo desconocido, salí un momento a la terraza, en la que para poder estar allí, tenías que hacer los pies de pingüino para poder pisar; una estampa postapocalíptica de esa madrugada: unas chimeneas gigantes de una fábrica cercana se alzaban al quererle escupir al cielo, quizás a dios, este cuarteto de chimeneas se encontraba rodeado de una cadena montañosa infestada por casas grises, es ese momento toda la escena me remitió a dos cosas: el Desnudo bajando una escalera de Duchamp y a Godspeed You! Black Emperor.

Después de 4 ó 5 cubetas de flirteo y arrimones a manera de baile, ella bailaba muy erótica sin necesidad de desvestirse, probablemente eso ya no sería erótico, movía las caderas que parecían salirse del lugar, los locales y el mesero no podían dejar de mirar sus piernas y el contrapunto de sus caderas, cada que el mesero nos atendió me dio la impresión de que él estaba enamorado de ella o que quizá vivían juntos. Nos sentamos a charlar, ella estaba junto a mí, le pareció extraño que nosotros estuviéramos ahí, era interesante escucharla hablar con su jerga, con su experiencia, cosas tan directas. Cada que podía y, generalmente cuando me empinaba la cerveza, ella aprovechaba para introducir su síntesis evolutiva debajo de mis pelotas, las acariciaba tan tibio, de repente se prendió y me quiso besar, la evité ya que su boca apestaba a sexo también, toda su platica fue orientada a exaltar la diferencia, me costaba trabajo entender la precisión de sus argumentos, hasta que, me di cuenta que tenía una deformidad en la mano, parecía tener el dedo índice pegado al medio, quizá por esa razón ella no estaba en un table bailando y cobrando caro, al final nos largamos del lugar al amanecer, yo fui el único que notó la síntesis evolutiva de la mujer que tocaba con los 4 dedos.

Desnudo bajando una escalera (1912), Marcel Duchamp

Un saludo, O SFa

miércoles, 23 de febrero de 2011

Barnacled | Charles

Barnacled | Charles (2008)

Del olor y la muerte

"Porque me pareció poco suicidarme una sola vez.

Una sola vez no era, no ha sido suficiente"

Jorge Cuesta

Síntomas:

­–Residuos de pintura, pegamento u otros productos en la ropa y cara. Suele tener tubos de pegamento, estopa, líquidos para inhalar, etcétera.

–Incapacidad para dirigirse a voluntad, desorientación e incoordinación motora.

–Vómito, mareos, náuseas, diarrea y frecuente pérdida del apetito.

–Palpitaciones, dolor de cabeza, dificultades para respirar.

–Ojos vidriosos y rojizos, tos, flujo, inflamación y sangrado nasal.

–La persona, su habitación y ropa tienen un olor característico de tipo químico.

–Excitación y risas inmotivadas.

Hace poco tiempo se implementó un programa contra el consumo de inhalantes en las zonas altas y marginadas de la ciudad de México llamado “LA MONA MATA”. En estas “ciudades perdidas” el uso de productos químico tóxicos volátiles, tales como el cemento, la goma, el pvc, la gasolina y el thinner, son de uso cotidiano en la población, al punto en el que se le ha dado un uso callejero comercial, mezclándolo con diferentes sabores y olores, como la vainilla y algunas frutas y, ofreciéndolo al público en esquinas y banquetas de la misma forma en la que se venden los chicharrones con cueritos o las papas fritas.

De esta manera los sofisticados laboratorios clandestinos se ven reemplazados por la ferretería de la esquina donde, una lata de thinner cuesta 30 pesos mexicanos, poco más costosa que la charanda más barata que venden en el OXXO.

La magnitud de la ciudad y su uso contaminante podría funcionar como un gran cuarto inhalante; los ruidos, los canales abiertos, los basureros improvisados, el smog, fábricas, llantas, nubes de cemento y enormes paredes levantadas sobre el cielo como espectaculares grises, perros muertos, animales híbridos entre palomas y gordas ratas de alcantarilla, cerros de periódicos con noticias sobre la patética política nacional.

Es en estos cerros de papel dónde la estopa humedece la nariz, esa nariz que se escapa, que cobra vida propia y que es perseguida como en el cuento de La nariz de Nicolai Gogol, tener cuidado que “LA MONA MATA”. Así, la estopa húmeda se esconde dentro del puño reseco que, a su vez, esconde la fugitiva nariz; al momento, la volatilidad, que en su comienzo fue firmemente empuñada y enjugada por la mano, después penetrada y arremolinada por los vellos de la nariz, hace su concentración en los ojos que, provocan unos atenuantes parpadeos y, con los parpadeos la última señal consciente previa a la estimulación, con esto se inhala un pedazo de la ciudad y se mantiene unos segundos dentro del estómago y otros cuantos en los pulmones; el pedazo de ciudad se recrea en la parte alta del cráneo con una sensación de hormigueo, como si entre la testa y el cerebro fuera el inframundo del metro a la hora pico y el paso de los miles de transeúntes cosquillearan en la corteza cerebral.

Lo volátil, pues, del químico se asemeja a lo volátil de las condiciones de vida que se llevan en los grises cerros periféricos de la ciudad y, probablemente, en cualquier condición de vida. “LA MONA MATA” ¡¡¡y vivir también!!!

“No era un lugar para ser habitado. No había en él nada que justificase la presencia de un perro, ni de un hombre, ni de ser alguno dotado de vida, dotado de ojos, oídos y pulmones.

Trataba de comprender, y no podía. Había visto cómo allá en el campo cada noche su amo encadenaba a los presos, y cómo éstos intentaban a veces huir y debía perseguirlos. Pero aquí no parecía que nadie encadenase a nadie y, sin embargo, tampoco parecía que huyesen, que buscasen escapar a toda costa de la monstruosa prisión sin límites; mundo de hierro y cemento; de polvo y estruendo, en busca del aire limpio, el tranquilo silencio y la placidez de un paisaje infinito y abierto, sin la amenaza de rugientes camiones humeantes.

Estaban allí, y se diría que estaban por su gusto, sin advertir que cada día, entre aquellos muros y sobre aquel asfalto, era un día de dolor para cada uno de sus sentidos; día en que el estrépito destrozaba su capacidad de percibir los más leves rumores; día en que la indescriptible mezcla de olores abotargaba su olfato...”

Alberto Vázquez-Figueroa, Como un perro rabioso, 1975, España, Plaza & Janés, págs. 115-116.

Un saludo.

sábado, 19 de febrero de 2011

POW Ensemble | Birdsong from inside the egg

POW Ensemble | Birdsong from inside the egg (1994)

“There is no such thing as an empty space or an empty time. There is always something to see, something to hear. In fact, try as we may to make a silence, we cannot. Such a room is called an anechoic chamber […] a room without echoes, I entered one at Harvard University several years ago and heard two sounds, one high and one low. When I described them to the engineer in charge, he informed me that the high one was my nervous system in operation, the low one my blood in circulation. Until I die there will be sounds. And they will continue following my death."

John Cage

lunes, 10 de enero de 2011

C. Spencer Yeh / Lasse Marhaug | The Elementary Particles

C. Spencer Yeh / Lasse Marhaug | The Elementary Particles (2008)




El ruido, simulacro de muerte

(…) el ruido no existe en sí mismo, sino en relación con el sistema en el que se inscribe (… ) Remite por lo tanto, en todas las culturas, a la idea de alarma, de blasfemia, de calamidad. ‘He aquí que haré caer sobre este lugar una desgracia que aturdirá los oídos de quienquiera oiga hablar de ella’ (Jeremías, 19, 9). ‘Cuando los tambores de la resurrección resonaron, se taparon los oídos aterrorizados’ (Al Din Runir, Divani, Shansi Tabriz).

En su realidad biológica, el ruido es un medio de hacer daño. Más allá de un límite, se convierte en un arma inmaterial de muerte. (…)

Arma de muerte, lo ha llegado ser gracias a la tecnología industrial. Pero, así como la muerte no es más que un exceso de vida, el ruido ha sido percibido también como fuente de exaltación, forma de droga, capaz de curar picaduras de tarántula o, según Boissieu de Sauvage (en su Nosologie méthodique), terapia de ‘14 formas de melancolía’."

Jacques Attali, Ruidos: Ensayo sobre la economía política de la música, México, Siglo veintiuno editores, págs 44 y 45.

“–The Weakest Animal, However, Can Generally Avoid Combat By Adopting Such Submissive Postures As Crouching Or Presenting The Rump

–In Contemporary Western Society, Death Is Like White Noise To A Man In Good Health - It Fills His Mind When His Dreams And Plans Fade"

C. Spencer Yeh & Lasse Marhaug, The Elementary Particles.

Un saludo.