Con un Jazz denso y convulsivo el clarinetista y saxofonista francés Louis Scalvis ha logrado un gran reconocimiento en la escena contemporánea, mismo que lo ha llevado a ganar el premio Premio Django Reinhardt, a trabajar estrechamente con genios como John Zorn y Peter Brötzmann, gracias a ese gran ímpetu creativo y experimental que ha mostrado desde sus inicios, en los que tomó el clarinete por ser el único instrumento para el que pudo tomar clases cerca de su casa.
En su proyecto Les violences de Rameau de 1966 ejerce uno de los puntos clímax de su trayectoria, uno de sus primeros trabajos en donde ya se hace evidente la propuesta que Sclavis pretende desarrollar a partir de preocupaciones más autónomas respecto a su postura musical y compositiva, al menos en las dos (2 y 7) magníficas piezas que compone para el sexteto.
Irrupciones musicales entre el piano de François Raulin y el trombón de Yves Robert que se ven moderadas por la batería de Francis Lassus. El frenesí de la secuencia generalmente se presenta cuando Dominique Pifarély le saca rock al violín eléctrico que, a su vez funciona a contrapunto frente al clarinete bajo de Sclavis.
Un jazz lleno de gracia y poder.
"Le désespoir et toutes les passions qui portent à la fureur demandent des dissonances de toutes espéces non préparées. (flac)" Jean-Philippe Rameau
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